Los Bethlemitas en el Cusco (*)
Origen y fundación
La congregación de los bethlemitas se funda en Guatemala con el nombre de “Congregación
Bethlemita” (advocación a la Virgen de Belén), por el hermano Pedro Joseph
Betancourt en 1653.
Llegan al Perú y se establecen en Lima con el nombre de
“Nuestra Señora del Carmen”, al mando de Rodrigo de la Cruz en 1671, con el
objetivo de brindar ayuda médica a sacerdotes ancianos enfermos, creando un
Convento-hospital “Religiosos del Carmen”.
Pasa de Congregación al grado de Orden Religiosa mediante un Breve
Mutuo concedido por el Papa Inocencio XI en 1687 (primera Orden Religiosa
creada en el Nuevo Mundo).
En octubre de 1687 se produce un terremoto en Lima
(consolidación de la devoción al Señor de los Milagros) que destruyó gran parte
del Convento, teniendo que recurrir a enviar numerosas delegaciones al interior
del país, llegando a Cusco en 1690.
Fue el obispo Manuel de Mollinedo y Angulo y su sobrino
Andrés de Mollinedo (cura del hospital de naturales en San Pedro) quienes
estuvieron a cargo del establecimiento de los bethlemitas en nuestra ciudad y
para que hagan uso del templo de la Almudena como Convento-hospital (1698).
Es así que los bethlemitas se convierten en el primer asilo
de servicio hospitalario a sacerdotes ancianos y naturales pobres en Cusco, a
cargo del padre Fray Miguel de la Concepción.
Administración económica
Su administración económica en Cusco fue la más eficiente en
comparación a Lima, Trujillo y Cajamarca, debido a la gestión hacendaria a
manos de los naturales (agropecuario), pero además su economía se basaba en el
cobro de limosnas y misas (incluyendo la contribución de los “Esclavos de
Nuestra Señora de la Almudena”) y también por el cobro rentas. En esa época
adquirieron tierras aledañas en base a donaciones, compra y trueque (por
ejemplo existe el dato del cambio de una gargantilla de perlas de 400 pesos por
8 topos de tierras).
Dentro de sus bienes está un ingenio azucarero en Abancay,
terrenos en las alturas de San Blas (Tambillo), Huancaro, Hacienda Sillque en
Ollantaytambo, hacienda Lucumbilla en Paucartambo, hacienda Picho en Anta,
hacienda en Zarzuela, hacienda Umuto en Amaybamba (Huayopata), Cotohincho en
Urubamba y la obtención de varios terrenos aledaños al convento.
Obras de caridad al servicio de la comunidad
cusqueña
Ya bien establecidos, desarrollaron obras de caridad al
servicio de la comunidad cusqueña, como fue el caso del establecimiento de
talleres, impartiendo esencialmente la doctrina cristiana y medicina básica, así
como también la creación de una biblioteca, un noviciado, una escuela para
infantes pobres (que al principio fue sin distinción de clase social), con un
fin netamente evangelizador, porque se instruía en la comprensión de la
doctrina cristiana. Fueron los primeros en enseñar a leer y escribir en
castellano en forma gratuita a los pobladores pobres. Brindaron además alimentación
y hospedaje e implementaron un hospital y una botica.
Los padres bethlemitas respetaban las costumbres locales, como
el pago a la tierra y las vivencias de los naturales.
En cuanto al servicio de hospital y botica, fue debido al
terremoto que hubo en nuestra ciudad en 1650 y a los malos servicios que
prestaba el hospital de naturales en San Pedro que el obispo Manuel de
Mollinedo manda a construir el hospital bethlemita, que en muchas ocasiones
brindaba un servicio gratuito. Paralelamente se instalará una botica que fue la
primera en expender medicamentos al público, como por ejemplo: jarabes de miel
de lagarto, aceite de azufre, aceite de azucena, sal de amoniaco, raíz de
valeriana, ungüento romano, bálsamo, etc.
Por otro lado, los bethlemitas fueron los organizadores de la
recepción del Sello Real en la instalación de la Audiencia del Cusco el 4 de
noviembre de 1788, que posteriormente sería reemplazada por el establecimiento
de la Corte Superior de Justicia del Cusco (1 de febrero de 1825), por Simón
Bolívar.
Labor de los bethlemitas en la revolución de Túpac
Amaru (1780)
Con relación al tema de la revolución de Túpac Amaru, es en
base al dato histórico que en ese entonces el clero cusqueño estuvo a favor de
la causa realista (españoles), apoyando de manera económica y moral para
sofocar tal protesta, salvo algunos religiosos que estuvieron a favor nuestro, como
fue el caso del obispo don Manuel Moscoso y Peralta y fray Ramón Salazar.
Una de las instituciones a favor de los españoles fueron los
bethlemitas, proporcionando servicios médicos y económicos, incluso impartiendo
sermones antirrevolucionarios en contra de Túpac Amaru, viajando a diversas
regiones para distorsionar las ideas que planteaba Túpac Amaru, a quien
llamaban traidor, proporcionando informaciones al ejército español haciendo uso
de las confesiones. Impartían también sermones para impedir que la población formase
parte de las tropas patriotas.
El convento hospital bethlemita sirvió como cuartel de los
realistas cuando llegó de la ciudad de Lima el ejército de auxilio, al mando
del corregidor Antonio de Areche.
El prefecto de los bethlemitas, fray Manuel de la
Encarnación, fue el principal propulsor y proveedor de alimentos y dinero al
ejército español. Brindaron también servicios médicos a los soldados realistas,
enfermos y heridos, mas no así a los soldados tupacamaristas que fueron
conducidos a la cárcel de ese entonces a
que muriesen (batalla de Picchu).
Hubo el caso del cirujano bethlemita fray Mariano de Santa
Bárbara, quien acompañó a la expedición realista en todo el trayecto hasta Puno.
Disolución de la Orden Bethlemita
En 1814, el clero cusqueño participó activamente a favor de
la independencia peruana, pero no fue el caso de los bethlemitas quienes nuevamente
colaboraron con los españoles, porque vieron afectados sus intereses económicos
que habían obtenido (producción, haciendas, bienes). Fue entonces que enterados
del hecho, los hermanos Angulo saquearon el convento - hospital de Nuestra
Señora de la Almudena y se apropiaron de las haciendas de Huancaro y Sillque,
ordenando a la vez la extracción de medicamentos y equipos del hospital
bethlemita.
Aún luego de la rebelión en la que perdimos, los religiosos
tuvieron que soportar los estragos de la batalla en la continuación de su
equilibrio económico luego de la crisis sufrida.
Entrega del convento-hospital a la Orden San
Juan de Dios
Fue el virrey José de la Serna quien decidió entregar el
convento hospital de los bethlemitas a la orden San Juan de Dios en 1823, con
todos sus lienzos, restos de la antigua botica, enfermería, sala de cirugía y
demás bienes. Años más tarde, destinaron parte de los bienes para el
financiamiento del ejército patriota para la consecución de nuestra
independencia.
Ya para 1825, Simón Bolívar destinó el remanente de las
rentas bethlemitas para el recién fundado colegio de Ciencias y Artes. Con los
terrenos aledaños al convento bethlemita, se inauguraría el campo santo del
cementerio de Almudena el 1 de noviembre de 1850.
Por mucho que los bethlemitas se dedicaron a la misión del
cuidado de la salud de los pobres, siempre constituyeron en el fondo un
instrumento en favor de los colonizadores y funcionarios españoles, aun así su
contribución social a nuestra ciudad fue muy importante.
Bibliografía
ARC. Fondo documental del Colegio Ciencias.
ARC. Fondo documental del Colegio Ciencias.
Klaiber, Jeffrey L.
(1988). La iglesia en el Perú. Fondo Editorial PUCP. Lima, 1988. pp. 528.
Pereyra Nina Ana Isabel y Guzmán Villafuerte Vicente. Los
bethlemitas en el Cusco (1698-1823). Tesis C.P. Historia - UNSAAC.
Vargas Ugarte, Rubén (1962). Historia de la iglesia en el
Perú. Tomo V. Editorial Santa María. Burgos. pp. 244.
(*) Exposición realizada en el Templo de Nuestra Señora de la Almudena (Setiembre, 2017)
(*) Exposición realizada en el Templo de Nuestra Señora de la Almudena (Setiembre, 2017)
Buenos dias, mi nombre es fray Francisco de san Jose, soy religioso bethlemita. e gustaria poder contactar con usted e relacion a la informacion sobre la orden a la que pertenezco. Si fuese tan amable de ponerse en contacto conmigo le quedare muy agradecido. Un saludo desde la Alegria, Paz y Bien de Belen, donde siempre es Navidad.
ResponderEliminarMuy buen trabajo, felicitaciones
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