sábado, 21 de octubre de 2023

LAS HUMANIDADES Y LA HISTORIA

- Una visión aproximada del contexto social histórico-


Prof. Juan Fernando Vargas Béjar [1] 

Resumen
La importancia que tiene el estudio y la aplicación del contenido de las Humanidades, en la formación de la conciencia social, está ligado al soporte historiográfico y académico que generala Historia como ciencia en su gran bagaje de información trascendida durante todo el proceso de formación de las sociedades (incluso antes de la escritura, donde la transmisión era básicamente oral). Es en base a esta percepción de nuestra realidad que debemos tomar en cuenta el impacto que debería tener la aplicabilidad de las Humanidades dentro del contexto social histórico.

Abstract
The importance of studying and applying the content of Humanities in shaping social consciousness is linked to the historiographical and academic support generated by History as a science, with its vast array of information transcended throughout the entire process of societal formation (even before the advent of writing, where transmission was primarily oral). It is based on this perception of our reality that we should consider the impact that the applicability of Humanities should have within the historical social context.

Palabras claves
Ciencias Sociales, Historia, Humanidades, Cultura.

Introducción
La Historia como ciencia (no como simple relato), permite el conocimiento y análisis del pasado de una manera cronológica y sistematizada, para poder entender nuestro desarrollo cultural y usarlo como referente en nuestro presente; de esta manera, se puede vincular ese conocimiento para el consiguiente desarrollo futuro, ya sea social, económico, político, ideológico, etc. Y es precisamente en este sentido, que la Historia abarca todos aquellos acontecimientos que definieron y marcaron nuestras vidas, y en ese largo camino, poder rescatar lo más trascendente (noble y digno) que se encuentra entre las aspiraciones desarrolladas por la humanidad. Entonces, es una fuente importante que desprende información para un adecuado uso presente y de proyección.

Discusión
Empezaré con la siguiente frase que utiliza Jareño Alarcón: “los estudios humanísticos deben permanecer como una parte esencial de nuestra formación cultural y de nuestras vidas, entre otras razones, porque responden a la necesidad de encontrar sentido a la vida y al ansia de identidad individual que siente el hombre hoy no menos que en el pasado". [2] 

La importancia que contempla las Humanidades a nivel social incluye, en su contenido, el proceso emocional de la sociedad, involucrando en su beneficio la labor de generar propuestas y alternativas de solución a la variedad de problemas que existen en la actualidad. Es por ello que los estudios humanísticos llegan a convertirse en el eje principal ante la vorágine modernidad. [3] La angustia está democratizada, pero ¿qué es lo que ha cambiado para que exista tanta repercusión e importancia?, ¿cuál es el desempeño del gobierno y las instancias respectivas para hacer frente a este clima de peligrosidad y riego?, ¿cuáles son las alternativas de solución que se están articulando?, ¿de dónde debe venir la solución, y por qué se pretende hacer necesario poder contemplarlo desde el tema de las Humanidades y la Historia? La Historia, con todo su proceder metodológico, tiene a su cargo presentarnos una línea de tiempo con todos los sucesos de la humanidad, hechos que están entremezclados y que devienen en trascendentes de acuerdo a la óptica de los investigadores sociales, debido ello a la dialéctica con que se desplaza esta ciencia. [4] 

Es precisamente al desempeño que la Historia tiene, que cumple también el rol de propulsar un criterio social adecuado, respeto y tolerancia, patrones de vida, modelos sociales, identidad y demás, en base a su conocimiento del pasado, presentándose muchas veces como un alternativa viable dentro del proceso de desarrollo de las sociedades, encaminándose como un gran referente (como por ejemplo, el análisis sobre el proceso de colonización en América, la corrupción en el Perú, los partidos políticos, etc.).
Lo cierto es que el Humanismo planteó, ya desde sus orígenes en Grecia, el desarrollo de las facultades humanas, y eso pasó de Europa a convertirse en un punto de partida para comprender -mediante las ideas filosóficas- una forma de vivir plena. 

Con la llegada de los españoles comprendimos que las sociedades van evolucionando de acuerdo a sus exigencias y conforme a sus particulares formas de vida que han ido canalizando a lo largo de su historia. Dos mundos con contextos diferentes, condiciones de vida dependientes de sistemas distintos, formas de pensar y connotaciones antropológicas y sociológicas que responden a realidades antagónicas; por un lado, nuestra historia andina nos recuerda un pasado de cooperativismo, solidaridad y bienestar social (aunque paternalista y hasta conformista) y por el otro está el modo de vida europeo, con sociedades en constante conflicto y desigualdad socioeconómica (impulso de progreso). Al combinarse estos sistemas de vida, generaron un producto simbiótico de resultado cultural nuevo. “De hecho, los estudios humanísticos parecen estar ligados a la educación de minorías que privilegian una formación fuertemente individualizada” [5]. Y es que la política educativa limita el real conocimiento que deben tener los estudiantes universitarios cuando eligen profesiones donde el sentido de riqueza es mayor al sentido de identidad, al sentido de servicio, al desarrollo de la convivencia, al desinterés individualista, en fin… la riqueza es superior al hombre.

El problema de fondo viene de atrás: “la promoción de la educación social y humanística en la Enseñanza secundaria […] la Historia no era una materia de los bachilleratos universitarios del siglo XVIII, surgió como tal casi al hilo de la creación de los estados nacionales de carácter liberal, apareciendo cuando era más necesario hacer un esfuerzo ideológico de convertir a los antiguos súbditos en voluntarios ciudadanos del nuevo Estado, basado en la soberanía del pueblo”. [6] 

A esto también se debe incidir en la importancia y rol que cumple el hogar como eje o engranaje de la sociedad, sumar las nuevas tecnologías (el facilismo), la sobreprotección, en tener que pensar que los jóvenes de hoy necesitan mayor atención, mayores espacios, pero menor cariño y con ello mayores riesgos.

Briceño-León tiene razón en comentar que “la familia es quizá la institución más importante que se transforma con la ciudad” [7], y es que los tiempos han cambiado definitivamente, la socialización que se brinda actualmente en el entorno familiar es menos eficiente y menos activa, puesto que al subir nuestras necesidades, se incrementan también las horas laborales, pero se acorta el tiempo de permanencia en el hogar; entonces la vorágine dinámica de la sociedad, estará limitando y condicionando inclusive, patrones de conducta dentro de la familia: “El control de los jóvenes por parte de los padres, que siempre resulta muy difícil con los adolescentes, se ve impedido por estas circunstancias, y los factores de socialización son los medios de comunicación de masas y los grupos de pares, con los cuales pueden permanecer más tiempo fuera del hogar”. [8] 

No es de extrañar entonces que la delincuencia sea más un factor producido que experimentado, debido a la falta de importancia y débil encaminamiento de los adolescentes y jóvenes desde el seno del hogar. De similar forma influye el colegio, porque es una institución continua al hogar, pero en muchos casos cubre los vacíos dejados por responsabilidad de los padres; inclusive ellos piensan que el colegio debe encargarse de la formación completa (cursos vacacionales para que no estén en casa y “pierdan el tiempo”). Empero, existe un gran vacío que no se está considerando mucho como eminente riego, y es entre el colegio y la casa (círculo social de amigos, redes sociales -que incluyen desconocidos-, las cabinas de internet, los videojuegos, etc.). Este “paquete” de nuevas tecnologías y sus efectos, aporta mucho en que especialmente niños y adolescentes estén cada vez más expuestos, aunado esto a la extrema sobreprotección en el hogar, termina por fabricarse un potencial ciudadano de riesgo social, pero a la vez vulnerable: sabe de sus derechos, pero no de sus deberes y obligaciones. “Hay una tensión entre la escuela y la familia que no logra resolverse fácilmente, pues la escuela puede y debe ser fuente de cambio social e innovación en las familias” [9]. Este joven quedará aislado de las instituciones y por una u otra razón la escuela se ha quedado entonces en su nivel instruccional y no cumple su labor de controlador social importante. Es aquí donde las Humanidades y la Historia cumplen un papel preponderante, porque sirven de soporte de entendimiento en el tiempo y espacio. Nuestras formas de vida son resultados culturales, continuidades muchas veces de sistemas establecidos, con modificaciones en criterios de acuerdo al contexto socio-económico, pero importante referente en la proyección hacia el futuro. Todo lo “bueno” y “malo” debe servir de ejemplo, al menos como un indicio.

Las Humanidades y la Historia tienen injerencia directa en nuestras vidas porque “nos hablan de nuestros intereses, de la comunidad a la que pertenecemos, del sentido de identidad y de los propósitos que tenemos o que no podemos alcanzar. Buscan decirnos lo que somos y cómo somos, en el contexto de la sociedad y de la cultura. Nos aportan un conocimiento acerca de cómo podemos y debemos vivir, y en ocasiones incluso nos dicen, de manera franca y directa, como deberíamos llevar nuestras vidas” [10]. Entonces, al ser antropocéntricas, invita a pensar a la vez en términos de sociedad y de naturaleza, por lo que “La complejidad de lo humano se hace manifiesta cuando atendemos al hecho de que lo humano es tan sólo una instancia, un momento o un nodo –tres maneras diferentes para expresar una misma idea–, de un conjunto esencialmente abierto e indeterminado. La manera más sencilla de designar a este conjunto es: medioambiente”. [11] 

Vivimos en sociedad y al desenvolvernos, sobrevivir y subsistir, también vamos dándonos cuenta de que formamos parte de un mismo sistema, pero el ¿cómo queremos vivir?, nos diferencia enormemente. Por ejemplo, constantemente solemos tener noticias sobre las guerras en relación con las doctrinas religiosas y el pensamiento e ideología que cada grupo social defiende, específicamente haciendo referencia a grupos extremistas.[12] Cada sociedad tiene las herramientas históricas necesarias para definir su futuro (improductivo resultaría también solo conocer ese pasado sin precisar en propuestas coherentes o en alternativas de solución).

Este conocimiento social (individual, colectivo e interrelacionados), “es un conocimiento particular con respecto al conocimiento general de la realidad en la medida en que lo social constituye a su vez un sector concreto y diferenciado de la realidad total”. [13] El saber que las cosas funcionan de una manera (sistema, gobierno, estamentos, leyes) y hacerlas de otra forma, implica que no estamos entendiendo nuestra responsabilidad cívica dentro de un constructo social activo. Tenemos un esquema social que incluso premia la “viveza” y de eso saca ventaja el que se cree más astuto y saca mayor provecho sin importarle el resto, es decir “la cultura del más vivo”. [14] 

Conclusiones
  • El hogar es el principal motor y fortalecimiento en la estructura social que pretendamos tener y acceder. Su logro llega a ser un resultado colectivo.
  • Importantes resultan las políticas educativas porque tienen un rol preponderante en cuanto a su difusión real, en base a su contenido y a su eficiente realización y práctica.
  • Las Humanidades facilitan la creación de una conciencia social, así como a la valoración de los hechos en el marco de la cronología histórica, permitiendo a la vez poder configurar la identidad en cada uno de los habitantes de una determinada sociedad, profundizando el conocimiento y análisis de su realidad.
  • El estudio de la Historia, se convierte entonces en el soporte académico e instructivo al cual recurrir sobre el trajín de las sociedades, de su ritmo y peculiaridades modernas para poder encaminar mejor su condición de persona y permitirle una verdadera calidad de vida.

Bibliografía
BRICEÑO-LEÓN, R. (1998). “Violencia y desesperanza. La otra crisis social de América Latina”. En: Revista Nueva Sociedad, Nro. 164. Caracas. pp. 11.
JAREÑO ALARCÓN, J. (s/f). Las Humanidades ante un siglo incierto. http://www.hottopos.com/mirand12/joaqjar.htm 
MALDONADO, C. (2009). Complejidad de los sistemas sociales: un reto para las ciencias sociales. Universidad del Rosario. Bogotá.
PRATS, Joaquín. "La enseñanza de la Historia y el debate de las Humanidades". En: Tarbiya.
PRATS Joaquim. (2002). Las Ciencias Sociales en el contexto del conocimiento científico. Universidad de Barcelona. Departamento de Didáctica de las Ciencias Sociales. Barcelona pp. 21.
Revista de investigación e innovación educativa. (1999). Monográfico: La Educación científica y humanística. Madrid. En http://www.ub.edu/histodidactica/index.php?option=com_content&view=article&id=80:la-ensenanza-de-la-historia-y-el-debate-de-las-humanidades&catid=24:articulos-cientificos&Itemid=118 
SOBREVILLA, D. (2003). “Los estudios humanísticos Origen, cuestionamientos, importancia actual y replanteamiento”. En: Horizontes de la reflexión humanística en el mundo contemporáneo», como parte del ciclo de conferencias en homenaje a los 450 años de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de San Marcos. Lima, pp. 34.

Referencias:
[1] Docente de Ciencias Sociales
[2] BULLOCK, Alan. La tradición humanista en Occidente. Cit. JAREÑO ALARCÓN, Joaquín. Las Humanidades ante un siglo incierto. http://www.hottopos.com/mirand12/joaqjar.htm (Consultado el 3 de marzo de 2016). Pássim.
[3] No es extraño en nuestros tiempos tener que vivir y “soportar” tiempos violentos. Según la apreciación de Roberto Briceño-León: “La violencia que hoy muestra América Latina es cuantitativamente distinta a la que podía encontrarse en décadas anteriores, y, de alguna manera, muestra una situación social diferente, de cambios ocurridos en la sociedad que nos señalan otro rostro de la crisis que vive la región. A la caída de los indicadores socioeconómicos se suma una crisis irresuelta de expectativas en los sectores urbanos pobres, que protagonizan, en especial los varones jóvenes, un círculo vicioso de víctimas y victimarios”. BRICEÑO-LEÓN, Roberto. Violencia y desesperanza. La otra crisis social de América Latina. Revista Nueva Sociedad, Nro. 164. p. 122.
[4] Ningún hecho histórico se da por concluido, sino que depende de las constantes investigaciones que se van desarrollando, por lo que a la luz de éstas se van generando nuevas interpretaciones, nuevas propuestas o rectificaciones. Recordemos que nuestra historia (historiografía tradicional) estuvo escrita por cierto sector de intelectuales, inclusive solo se mencionaban aquellos sucesos realizados por los notables (únicos que pasaron a la Historia, como es el caso de los vencedores, reyes, nobles, emperadores, gobernantes, presidentes, entre varios más), sesgando la participación del otro sector importante a la vez, que fue la clase popular (vencidos, vasallos, campesinos, castas menores, esclavos).
[5] SOBREVILLA, David. “Los estudios humanísticos Origen, cuestionamientos, importancia actual y replanteamiento”. En: «Horizontes de la reflexión humanística en el mundo contemporáneo», como parte del ciclo de conferencias en homenaje a los 450 años de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad de San Marcos. Lima, 2003. p. 23.[6] PRATS, Joaquín. "La enseñanza de la Historia y el debate de las Humanidades". En: Tarbiya. Revista de investigación e innovación educativa. Monográfico: La Educación científica y humanística. Madrid, 1999. http://www.ub.edu/histodidactica/index.php?option=com_content&view=article&id=80:la-ensenanza-de-la-historia-y-el-debate-de-las-humanidades&catid=24:articulos-cientificos&Itemid=118. (Consultado el 21 de mayo de 2016). Pássim.
[7] Op. Cit. BRICEÑO-LEÓN, Roberto. p. 126.
[8] Ídem.
[9] Ídem.