jueves, 22 de marzo de 2018

Los Bethlemitas en el Cusco


























Los Bethlemitas en el Cusco (*)

Origen y fundación

La congregación de los bethlemitas se funda en Guatemala con el nombre de “Congregación Bethlemita” (advocación a la Virgen de Belén), por el hermano Pedro Joseph Betancourt en 1653.
Llegan al Perú y se establecen en Lima con el nombre de “Nuestra Señora del Carmen”, al mando de Rodrigo de la Cruz en 1671, con el objetivo de brindar ayuda médica a sacerdotes ancianos enfermos, creando un Convento-hospital “Religiosos del Carmen”.
Pasa de Congregación al grado de Orden Religiosa mediante un Breve Mutuo concedido por el Papa Inocencio XI en 1687 (primera Orden Religiosa creada en el Nuevo Mundo).
En octubre de 1687 se produce un terremoto en Lima (consolidación de la devoción al Señor de los Milagros) que destruyó gran parte del Convento, teniendo que recurrir a enviar numerosas delegaciones al interior del país, llegando a Cusco en 1690.
Fue el obispo Manuel de Mollinedo y Angulo y su sobrino Andrés de Mollinedo (cura del hospital de naturales en San Pedro) quienes estuvieron a cargo del establecimiento de los bethlemitas en nuestra ciudad y para que hagan uso del templo de la Almudena como Convento-hospital (1698).
Es así que los bethlemitas se convierten en el primer asilo de servicio hospitalario a sacerdotes ancianos y naturales pobres en Cusco, a cargo del padre Fray Miguel de la Concepción.

Administración económica

Su administración económica en Cusco fue la más eficiente en comparación a Lima, Trujillo y Cajamarca, debido a la gestión hacendaria a manos de los naturales (agropecuario), pero además su economía se basaba en el cobro de limosnas y misas (incluyendo la contribución de los “Esclavos de Nuestra Señora de la Almudena”) y también por el cobro rentas. En esa época adquirieron tierras aledañas en base a donaciones, compra y trueque (por ejemplo existe el dato del cambio de una gargantilla de perlas de 400 pesos por 8 topos de tierras).
Dentro de sus bienes está un ingenio azucarero en Abancay, terrenos en las alturas de San Blas (Tambillo), Huancaro, Hacienda Sillque en Ollantaytambo, hacienda Lucumbilla en Paucartambo, hacienda Picho en Anta, hacienda en Zarzuela, hacienda Umuto en Amaybamba (Huayopata), Cotohincho en Urubamba y la obtención de varios terrenos aledaños al convento.

Obras de caridad al servicio de la comunidad cusqueña

Ya bien establecidos, desarrollaron obras de caridad al servicio de la comunidad cusqueña, como fue el caso del establecimiento de talleres, impartiendo esencialmente la doctrina cristiana y medicina básica, así como también la creación de una biblioteca, un noviciado, una escuela para infantes pobres (que al principio fue sin distinción de clase social), con un fin netamente evangelizador, porque se instruía en la comprensión de la doctrina cristiana. Fueron los primeros en enseñar a leer y escribir en castellano en forma gratuita a los pobladores pobres. Brindaron además alimentación y hospedaje e implementaron un hospital y una botica.
Los padres bethlemitas respetaban las costumbres locales, como el pago a la tierra y las vivencias de los naturales.
En cuanto al servicio de hospital y botica, fue debido al terremoto que hubo en nuestra ciudad en 1650 y a los malos servicios que prestaba el hospital de naturales en San Pedro que el obispo Manuel de Mollinedo manda a construir el hospital bethlemita, que en muchas ocasiones brindaba un servicio gratuito. Paralelamente se instalará una botica que fue la primera en expender medicamentos al público, como por ejemplo: jarabes de miel de lagarto, aceite de azufre, aceite de azucena, sal de amoniaco, raíz de valeriana, ungüento romano, bálsamo, etc.
Por otro lado, los bethlemitas fueron los organizadores de la recepción del Sello Real en la instalación de la Audiencia del Cusco el 4 de noviembre de 1788, que posteriormente sería reemplazada por el establecimiento de la Corte Superior de Justicia del Cusco (1 de febrero de 1825), por Simón Bolívar.

Labor de los bethlemitas en la revolución de Túpac Amaru (1780)

Con relación al tema de la revolución de Túpac Amaru, es en base al dato histórico que en ese entonces el clero cusqueño estuvo a favor de la causa realista (españoles), apoyando de manera económica y moral para sofocar tal protesta, salvo algunos religiosos que estuvieron a favor nuestro, como fue el caso del obispo don Manuel Moscoso y Peralta y fray Ramón Salazar.
Una de las instituciones a favor de los españoles fueron los bethlemitas, proporcionando servicios médicos y económicos, incluso impartiendo sermones antirrevolucionarios en contra de Túpac Amaru, viajando a diversas regiones para distorsionar las ideas que planteaba Túpac Amaru, a quien llamaban traidor, proporcionando informaciones al ejército español haciendo uso de las confesiones. Impartían también sermones para impedir que la población formase parte de las tropas patriotas.
El convento hospital bethlemita sirvió como cuartel de los realistas cuando llegó de la ciudad de Lima el ejército de auxilio, al mando del corregidor Antonio de Areche.
El prefecto de los bethlemitas, fray Manuel de la Encarnación, fue el principal propulsor y proveedor de alimentos y dinero al ejército español. Brindaron también servicios médicos a los soldados realistas, enfermos y heridos, mas no así a los soldados tupacamaristas que fueron conducidos  a la cárcel de ese entonces a que muriesen (batalla de Picchu).
Hubo el caso del cirujano bethlemita fray Mariano de Santa Bárbara, quien acompañó a la expedición realista en todo el trayecto hasta Puno.

Disolución de la Orden Bethlemita

En 1814, el clero cusqueño participó activamente a favor de la independencia peruana, pero no fue el caso de los bethlemitas quienes nuevamente colaboraron con los españoles, porque vieron afectados sus intereses económicos que habían obtenido (producción, haciendas, bienes). Fue entonces que enterados del hecho, los hermanos Angulo saquearon el convento - hospital de Nuestra Señora de la Almudena y se apropiaron de las haciendas de Huancaro y Sillque, ordenando a la vez la extracción de medicamentos y equipos del hospital bethlemita.
Aún luego de la rebelión en la que perdimos, los religiosos tuvieron que soportar los estragos de la batalla en la continuación de su equilibrio económico luego de la crisis sufrida.

Entrega del convento-hospital a la Orden San Juan de Dios

Fue el virrey José de la Serna quien decidió entregar el convento hospital de los bethlemitas a la orden San Juan de Dios en 1823, con todos sus lienzos, restos de la antigua botica, enfermería, sala de cirugía y demás bienes. Años más tarde, destinaron parte de los bienes para el financiamiento del ejército patriota para la consecución de nuestra independencia.
Ya para 1825, Simón Bolívar destinó el remanente de las rentas bethlemitas para el recién fundado colegio de Ciencias y Artes. Con los terrenos aledaños al convento bethlemita, se inauguraría el campo santo del cementerio de Almudena el 1 de noviembre de 1850.
Por mucho que los bethlemitas se dedicaron a la misión del cuidado de la salud de los pobres, siempre constituyeron en el fondo un instrumento en favor de los colonizadores y funcionarios españoles, aun así su contribución social a nuestra ciudad fue muy importante.

Bibliografía
ARC. Fondo documental del Colegio Ciencias.


Klaiber,  Jeffrey L. (1988). La iglesia en el Perú. Fondo Editorial PUCP. Lima, 1988. pp. 528.
Pereyra Nina Ana Isabel y Guzmán Villafuerte Vicente. Los bethlemitas en el Cusco (1698-1823). Tesis C.P. Historia - UNSAAC.
Vargas Ugarte, Rubén (1962). Historia de la iglesia en el Perú. Tomo V. Editorial Santa María. Burgos. pp. 244.

(*) Exposición realizada en el Templo de Nuestra Señora de la Almudena (Setiembre, 2017)